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Cómo echar a perder una entrevista de trabajo con 5 errores

August 31, 2018

Recientemente he estado leyendo textos relacionados con la temida entrevista de trabajo, donde se hace especial hincapié en la forma en la que nos comportamos, en cómo debemos hablar y qué frases hay que omitir, es decir, un sinfín de puntos a tener en cuenta, las formas, el carácter, etc. Pero, ¿Qué hay de la persona en sí? No todos somos iguales, por lo que no se nos puede exigir lo mismo, ¿O sí?

He leído lo que una y otra vez vemos publicado en la red, todos los mandamientos del entrevistado y el entrevistador, todo mezclado, sobre cómo reaccionar ante preguntas incómodas y qué respuestas son las mejores.

He leído que no puedes cruzar las piernas, no juegues con las llaves, no sonrías demasiado pero tampoco parezca que vienes de un entierro, sé educado pero que no se note que estás forzado, no entres en el juego de las confianzas aunque te las den, olvídate de hablar mucho, que para eso tienes dos orejas, siéntate recto, no hables de aspectos negativos de tu anterior trabajo…

Sinceramente, me tiemblan las piernas si tuviera que tener en cuenta todo esto a la hora de sentarme en la silla. Verás, muchas de las cosas que una y otra vez se recomiendan no se tienen que estudiar ni aprender a la fuerza, sino que ya deberían estar grabadas a fuego a estas alturas. Creo que simplemente es cuestión de educación y sentido común, nada más. ¿Jugar con las llaves? … ¡Por favor!

Pero hay personas que no lo comprenden, o lo ignoran, hay gente que pasa por encima de todo esto y a mí personalmente me genera mucha curiosidad, más que nada porque luego se quejan de que no encuentran trabajo o que les han mirado mal. La vida puede ser injusta, y de sobra lo es, pero no podemos negar que muchas veces somos nosotros mismos los que la complicamos todavía un poco más.

Primer error: Creer que tu formación prima sobre tu imagen

En un mundo ideal será así, pero si tuviera que poner un porcentaje para la vida real, el 90% de las veces que alguien entra por la puerta y “sorprende negativamente” al entrevistador, ya puede saber hacer el pino sin manos mientras cita un poema en chino que no se fijarán en él.

Muchos dirán: “Es mi forma de vestir y/o comportarme, si me quieren, bien.” Este argumento es válido para la familia y tus colegas del parque, pero para esa persona que está al otro lado de la mesa, que no te conoce ni tiene especial interés en convertirse en tu amigo, no. Yo no me la jugaría por ese ridículo 10%, aunque en RRHH le resten importancia a este punto y digan lo contrario.

Hay entrevistas y entrevistas, la higiene es fundamental, pero no siempre hay que ir en traje, aunque nunca en tirantes ni chancletas. Aun me queda mucho por ver, pero por suerte ya me he llevado un par de sorpresas en alguna que otra entrevista de trabajo, viendo como el que llegaba lo hacía en chándal o el que se marchaba llevaba el famoso perfume Eau de cerdo salvaje… ¿De verdad que buscaban un empleo?

Segundo error: Llegar tarde

Este punto es esencial, sin embargo, sigo sorprendiéndome con la gran cantidad de huevones que hay, y perdón por la expresión. En la vida se me ocurriría ponerme el despertador media hora antes de una entrevista, o apurar al máximo si dependo del transporte público o voy a conducir por zonas donde generalmente se generan atascos.

Quizá sea un exagerado, pero a las entrevistas me gusta llegar muy pronto, para reconocer el lugar y calmarme antes de tocar el timbre. 40-50 minutos antes de la cita ya estoy inspeccionando la zona. Obviamente no me quedo delante de la cristalera de las oficinas, ni en la acera de enfrente mirando como un loco que se está pensando si atacar o no. Me voy a un parque cercano o me limito a tomarme un café en la calle de atrás, eso me relaja, y cuando faltan 10 minutos para la cita, me presento.

Los huevones prefieren el riesgo, es como si les gustase andar al límite. Con tal de dormir un poco más, apuran hasta el último minuto, llegan fatigados y completamente como flanes, porque encima no encontraban la calle ni el número. Que tengas que hacerles esperar el día en el que te van a conocer, manda huevos.

Tercer error: Creer que ellos te hacen el favor a ti

Querido desempleado, el que está en la calle eres tú. La empresa puede tirar de otros recursos para encontrar cientos de candidatos más altos, guapos y formados que tú. Ellos precisan cubrir un puesto, es cierto, pueden estar completamente desesperados por encontrar a la persona ideal y han demostrado interés por conocerte, pero te garantizo que no serás tú la persona elegida si ofreces esa imagen de prepotencia que tanto irrita al resto de humanos.

Se amable, educado y cállate, sobre todo cállate. Deja que te cuenten, no preguntes cuánto vas a cobrar nada más llegar,  olvídate de poner condiciones y mucho menos de interrumpir.

Aunque todo esto parezca muy evidente, he tenido la “oportunidad” de encontrarme con personas de este tipo, de esas que te hacen mirar a las paredes en busca de una cámara oculta porque lo que estás escuchando es surrealismo puro y duro. Parecía que hubiera venido como un favor, y que Raimundo, el chófer de su Limusina le aguardaba afuera…

Cuarto error: Tener horchata en las venas

Hay gente por el mundo que necesita que le vuelvan a dar cuerda o le exploten cerca un pequeño globito para que puedan despertarse. No es necesario ser el alma de la fiesta ni pretendo ser cruel, cada uno es de su padre y de su madre, pero hay que demostrar tener iniciativa, un poco de vidilla señores.

Si yo fuera el entrevistador, no podría con alguien que me está mirando con la boca medio abierta y no parpadea aun con el paso de los minutos, me da la sensación de que se va a dormir en cualquier momento. El “colegueo” es para el bar, pero créeme cuando te digo que ser una momia no ayuda en absoluto.

Eso de que en una entrevista de trabajo siempre hay que ser los más serios, es mentira. Al igual que cuando entramos en la sala el entrevistador nos hace un repaso visual similar al de una ex que te cruzas cuando vas paseando con una amiga, nosotros tenemos que aprender a conocer a la persona que tenemos delante antes de que se den cuenta. Y es mucho más sencillo de lo que crees.

Mirar a los ojos es fundamental, si observas que es agradable en el saludo y las primeras frases, sé agradable, si es un estúpido, sé el más correcto del mundo, ya que posiblemente busque a alguien disciplinado y formal, y si ves que va de sobrado, listillo o supercolega, es porque se está quedando contigo y quiere ver si le sigues el rollo, sé agradable, más correcto que antes y siéntete cómodo, pues probablemente sea el más cabroncete de todos.

Quinto error: Estar más nervioso que Marco en Sorpresa, Sorpresa…

Es una entrevista de trabajo, él o ella son personas como tú y como yo, y estás en una sala, no en el matadero, deja los nervios en la puerta. Si tienes un tic en la pierna, ponte un plomo como peso, pero no permitas que te venzan los reflejos involuntarios. Empezar a pensar que tu vida depende de este trabajo no hará más que volverte un poco más loco de lo que estás ahora, pues te convertirá en un flan al servicio del entrevistador.

Si estás nervioso/a, disimula, pero hazlo bien. De nada servirá que hayas practicado la entrevista en casa cien veces si luego no eres capaz de componer una sencilla frase sin tar-tar-mu-de-de-ponertenervioso… Además, los nervios son traicioneros, impiden que te fijes en cómo es el entrevistador, en lo que estás diciendo en ese momento y qué movimientos genera tu cuerpo, siendo éstos últimos muy importantes.

Sé que es muy fácil decirlo, pero creo que este último error es uno de los que se pueden corregir a base de mentalizarse. Todos pasamos nervios, solo que hay que aprender a controlarlos, y si se padecen, que sea en casa, cuando lleguemos.

Hay otros perfiles en los que por mucho que lo escribamos no hay remedio ni forma de corregirlo, o al menos es muy difícil. Se puede hablar mucho, escribir más y dar alguna que otra recomendación, pero ¿Cómo despertamos a una persona que parece que se ha quedado en Pause?, ¿Cómo convencemos a alguien de que ese chándal es muy molón pero que ni puñetera idea de ir a una entrevista? O ¿Cómo le decimos al listo de turno que en la empresa el puesto de director ya está ocupado, que se ha equivocado o que es muy tonto?